viernes, 5 de febrero de 2010

Yo reporto... las distopías (primera parte)

¡¡¡¡Y otro yo reporto!!!! Este en concreto, será usado para reportar dos clásicos de la cifi distópica.

Para quienes no lo sepan, una distopía en términos de cifi, se basa en una sociedad completamente imperfecta. Aquella que a nadie le gustaría vivir: dictaduras, supresiones de la personalidad, esclavitud (muy velada)… es decir, un intento de predecir nuestra sociedad de forma pesimista.
Mis favoritas son las distopías que se disfrazan de utopías. Es decir, aquellas que te intentan engañar o engañan al lector (y siempre a sus ciudadanos).

Hoy os traigo dos clásicos distópicos para que os lancéis a su lectura, pero no dudéis que seguiré reportando más de estos libros (y de otro tipo ^_^).

Título: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
Autor: Philip K. Dick
Editorial (mi edición): Edhasa.
ISNB: 8435020908-9788435020909
Resumen: Una de las mejores novelas de Philip K. Dick, y sin duda la más leída, esta obra es una alucinante pesadilla tecnológica, cuyo tema principal es el impreciso límite que existe entre lo natural y lo artificial. En un mundo devastado por la guerra, lleno de restos tecnológicos y bloques de apartamentos vacíos, Rick Deckard es un cazador mercenario cuya tarea consiste en retirar de la circulación a los androides rebeldes. Pero los Nexus 6 son androides con características especiales, casi humanos. En esta novela se basó Ridley Scott para su película Blade Runner, un hito en el género de la ciencia ficción, que recrea con lógica implacable algunas de las características del mundo contemporáneo y plantea una serie de temas de plena actualidad.

Rick Deckard tiene muchos problemas: su mujer está entrando en un ciclo depresivo por su caja de empatía; su oveja, su prueba de status social, es eléctrica y no tiene ni un solo animal real… y para colmo, ahora debe perseguir a varios andrillos peligrosos fugados de las colonias de Marte, que parecen ser casi capaces de saltarse los test para detectarles. Si consigue sacarlos de circulación, podrá comprarse algún animal… pero parece que nadie quiere ponérselo fácil.

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Es un gran libro. La escritura es impecable, los personajes están muy bien definidos y siempre entiendes sus motivaciones. El libro se narra desde varios puntos de vista: Deckar, Isidore, Rachael… todos aportando algo nuevo a la historia.
Esta sería una distopía muy poco disfrazada. A fin de cuentas, el ambiente es oscuro, sucio y desesperanzador. Casi vacío, con muchas personas deseando engañarte… es decir, es una distopia que intenta no engañarte.
A diferencia de los personajes andrillos (los androides), que en su ansia de supervivencia, engañan a todos los que pueden y con lo que pueden (con más o menos éxito).
Durante buena parte del libro, el autor nos engaña jugando con quien es o no es andrillo (incluso nos hace dudar de Deckar, ya que este mismo duda). La necesidad de animales como un intento de status; el Mercerismo, la religión que profesan y con la que en sus cajas de empatía pueden unirse a su Dios… todo está muy cuidado para ser disfrutado. Si lo miramos seriamente, esto es más una historia policiaca que otra cosa.

¿Qué puede no gustarme de este libro? De primeras, diría el principio y el final. El principio es un poco confuso, porque no explican nada, lo acabas descubriendo al seguir con la lectura… y el final, porque empieza a filosofar y a mí eso nunca me ha convencido. Que los personajes filosofen no está mal… el problema es cuando lo hacen a modo de conclusión. Prefiero sacar mis propias conclusiones de la lectura.
Los andrillos, a mi juicio, en el final se chafa todo lo que nos ha ido demostrando durante el libro de forma un poco extraña.

Aun así, no dejaré de recomendarlos… aunque la película (titulada Blade Runner), tengo entendido que es mucho mejor. Así que, sea por peli o por libro, leeros este clásico.

Título: Un mundo feliz.
Autor: Aldous Huxley
Editorial (mi edición): DeBols!llo

Resumen: "Un mundo feliz" es posiblemente la novela más leída de Huxley, y su influencia es evidente tanto en buena parte de la novela de ciencia ficción de calidad como en las novelas filosóficas. Presenta un mundo en el que el Estado controla hasta el más mínimo detalle de la vida de los individuos, a los que mantiene en una ignorancia, producto de un depurado "lavado de cerebro". Más tarde el autor escribiría "Nueva visita a un mundo feliz", donde analizaría lo que había escrito años antes y sacaría conclusiones muy distintas sobre el destino de la humanidad.

Bernard es un individuo… algo casi imposible en su sociedad, pero así ha sido. No le gusta estar con todas las mujeres posibles, ni el soma, ni cualquiera de las otras actividades. Pero al fin, ha conseguido que Lenina se fije en él y acceda a ir a la reserva de salvajes de Nuevo Mexico. Allí harán un increíble descubrimiento: un miembro de su sociedad nacido y criado entre salvajes. El experimento está servido ¿soportará el salvaje, tan emocionado por ir al paraíso del que habla su madre, ese mundo feliz?

Un mundo feliz es una distopia completamente disfrazada de utopía, que además quien lo lea sentirá gran claustrofobia al comprobar lo cerca que estamos de ese mundo feliz.
Al principio ya empiezan fuerte, mostrándonos lo que más impacto nos causará: el lugar donde todos los ciudadanos de un mundo feliz nacen y se crían.
Desde aquí, ya todos son divididos en una sociedad clasista con cinco castas (y con ellas, sus consiguientes subdivisiones): alfas, betas, gammas, deltas y epsilons. Todos condicionados con mensajes subliminales mientras duermen, condicionamiento de la conducta; incluso condicionan su genética desde que son embriones para que solo sean felices realizando la actividad para las que fueron creados. En su tiempo libre gastan, consumen una droga no dañina, sienten más a través del cine, tienen libertad sexual total (incluso desde que son peques)… y según de qué casta seas, puedes o no tener cientos de “clones” tuyos pululando por el mundo (los Epsilon menos, que es la más baja, suelen ser los más clonados). Es decir, se pierde la belleza y determinados sentimientos (como el apego a alguien, sea amante o familia (es más, los padres y madres son abolidos y considerados obscenos)), en favor de una sociedad feliz, segura y ordenada.

En contraposición al mundo feliz, tenemos el de la reserva: un lugar anclado en el pasado, adorando y temiendo a los dioses, sin higiene, sin libertad sexual… la completa antítesis.

Durante la novela, nos encontraremos primero con Bernard y su entorno, en el que él y muy pocos individuos se sienten fuera (y solo hasta cierto punto), mientras que la inmensa mayoría realmente es feliz.
La narración, el lenguaje, los personajes… todo fluye de forma increíble, enganchándote hasta que no puedes abandonar el libro (que ojo, es casi imposible dejarlo). Se representa muy bien la naturaleza humana, incluso entre los borregos.

Sin duda alguna, el mayor acierto de este libro es saber lo que realmente va a pasar (ya que muchos puntos está pasando) y centrarse en personajes que no acaban de encontrar su lugar en este mundo cuadriculado.

¿Qué puede no gustarme de este libro? El final. No ya solo que el autor vuelve a filosofar como Dick y no deja al lector imaginar… es que el salvaje, que se nos llega a presentar como muy culto (esto está bien explicado), hace un retroceso hacia el final, que si bien es hasta cierto punto comprensible, algunas de sus actitudes no.

Obviamente, lo recomiendo encarecidamente. Sobre todo a aquellos que buscan escribir cifi. A fin de cuentas, es uno de los grandes clásicos del siglo XX y merece toda nuestra atención.

3 comentarios:

  1. Blade Runner!!!, ¡todo un clásico!

    ResponderEliminar
  2. Quiero leer los dos, hace poco terminé "1984" y me encantó.

    Saludos,

    ResponderEliminar
  3. Leí UMF... y me encantó. Hubo a quien se le hizo pesado (era lectura obligatoria en clase), pero, francamente, a mí me dejo un buen sabor de boca.

    BR es mi película pendiente, recomendada con ahínco por mi profesor de filosofía. A ver si después de los exámenes... hay tiempo.

    ResponderEliminar